El recién celebrado centenario de la República de Cuba es una fecha muy importante para los cubanos, tanto dentro de la isla como en el exilio. Explicar esto a los norteamericanos o a cualquier extranjero es, sin embargo, harto difícil. Porque para ellos Cuba sigue siendo una incógnita sostenida por, al menos, siete mitos. Y éstos deben ser primero esclarecidos antes de poder abordar el problema cubano.
1) Los americanos dieron la independencia a Cuba.-- El pueblo cubano peleó muy duro durante treinta años (de 1868 a 1898) en tres guerras de independencia. Estas dejaron decenas de miles de muertos y el país destruido, antes de que la Guerra Hispano-Americana comenzase siquiera. En 1898, cuando la flota norteamericana destruyó a la española en Santiago y Manila y Teodoro Roosevelt dirigió la carga sobre la loma de San Juan, España apenas controlaba las grandes ciudades cubanas.
2) Cuba fue siempre gobernada por dictadores.-- De 1902 a 1958 Cuba tuvo nueve presidentes constitucionales, escogidos en elecciones multipartidistas. Todos terminaron sus mandatos --excepto cuatro que se reeligieron ilegalmente y provocaron sendas revoluciones. A pesar de sus muchos defectos, cada presidente dejó un legado que contribuyó a mejorar a Cuba en algún importante sentido.
3) Cuba, antes de Castro, era un país muy atrasado.-- Según el censo de 1953, el último antes de Castro, los cubanos poseían el nivel socioeconómico más alto de América Latina. Por ejemplo, tenían el mayor ingreso per cápita, había un médico por cada mil habitantes, más del 70% de los adultos sabían leer y escribir y más de la mitad de la población del país era urbana. La radio, la televisión, la prensa, las carreteras y los ferrocarriles llegaban a todas partes del país.
4) Los cubanos son todos pro o antinorteamericanos.-- Los cubanos aprecian a los norteamericanos y reconocen las muchas y mutuas ventajas económicas derivadas de su cercanía geográfica. Pero los cubanos nunca han apreciado la imposición de la Enmienda Platt en 1901 ni tampoco los varios esfuerzos subsecuentes de EU para interferir en sus asuntos. Castro siempre ha sabido explotar este sentimiento para su beneficio político.
5) La revolución cubana de 1959 era socialista.-- Castro comenzó como un nacionalista liberal. Llegó al poder apoyado por la extensa clase media y los sindicatos, que buscaban la restauración de la democracia interrumpida por Batista y mejorar a las clases menos favorecidas. Castro traicionó este ideal e implantó la dictadura marxista que lo mantiene en el poder desde hace más de cuarenta años.
6) Los cubanos dentro de Cuba apoyan a Castro.-- Miles de cubanos han sido fusilados, han muerto en las guerrillas, han sufrido muchos años de prisión política, han sido expulsados de la universidad y de sus trabajos, mandados a campos de trabajos forzados --o se han ahogado tratando de cruzar el Estrecho de la Florida en pequeñas balsas. Un millón vive hoy en el exilio... Y diariamente los disidentes pacíficos internos son perseguidos, arrestados y hostigados. A pesar de todo esto, los cubanos escapan de la isla a cada ocasión: basta recordar el éxodo del Mariel, en 1980, o el de los balseros en 1994.
7) Todos los que se oponen a Castro son ricos y conservadores reaccionarios.-- Si el millón de exiliados fuéramos todos ricos, Cuba habría sido el país más poderoso del mundo. Los cubanos exiliados, los disidentes internos y aun los miembros del gobierno de Castro pertenecen a todas las tendencias políticas. El disidente Vladimiro Roca, liberado la semana antes de la visita de Carter, es socialdemócrata; Payá Sardiñas, el del Proyecto Varela, es demócrata cristiano. El general Arnaldo Ochoa fue fusilado por Castro en 1989 acusado de traición...
Los cubanos, tanto de dentro como de fuera, necesitamos destruir estos siete mitos para poder obtener la solidaridad internacional que nos ayude a reconstruir nuestra república ``con todos y para el bien de todos''.
Una transición pacífica hacia tal república pluralista constituye la única solución duradera al problema cubano. Pero, a diferencia de Franco o Pinochet, Castro nunca ha permitido espacio a la oposición interna que podría hacerla. Y recordemos cómo fue esta oposición quien, en su momento y con la cooperación de los moderados dentro de estos regímenes, facilitó la transición pacífica hacia el pluralismo en Chile y España. Y un buen paso para crearla es el Proyecto Varela, que Castro sólo permitirá bajo la presión de la opinión internacional.
Director del Proyecto Juárez Lincoln Martí.
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El Nuevo Herald