``Pero, padre'', dijo intrigado el joven, ``¿no íbamos a predicar?'' A
lo que San Francisco suavemente contestó: ``¿Y qué piensas que hemos
estado haciendo toda la mañana?''
Esta anécdota siempre me viene a la mente cuando trato de explicar y
hacer comprender la situación de Cuba a mis colegas y amigos
latinoamericanos. Hace algunos años, y con ese objetivo, publiqué una
serie de artículos sobre Cuba en el diario Excélsior de México. Mas no
quedé muy conforme con el impacto de su mensaje: los lectores no me
conocían ni podían saber por qué así pensaba y me expresaba.
Las palabras se las lleva el viento --talk is cheap. Y, como decía San
Francisco en la anécdota de marras, la manera más eficaz de convencer es
predicando con el ejemplo. Porque la cosa no es hablar --sino lograr que
nos escuchen y reciban nuestro mensaje.
Dando ayuda académica a aquéllos que la necesitan es como mejor damos a
conocer la otra Cuba
Es por eso que quisiera hoy contarles del Proyecto Juárez Lincoln Martí
de Educación Internacional, que es una manera proactiva de dar a conocer
la otra Cuba a México y Latinoamérica sin articular una sola palabra --y
que la gente nos escuche.
El Proyecto Juárez nació en 1994, trabajando yo como profesor del
Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), siendo becario
Fulbright-García Robles. Entre mis funciones estaba la de dar algunos
seminarios en otras universidades del país.
Así, fui a parar a la Universidad Autónoma de Tamaulipas en Tampico,
donde di un taller sobre métodos de enseñanza utilizando tecnología. Y
allí descubrí dos cosas muy importantes. Primero, que las universidades de
provincia estaban muy necesitadas de estos talleres, así como de los
correspondientes materiales docentes. Y segundo, que la mayoría de los
profesores extranjeros no las podían servir.
Los profesores que vienen de fuera apenas hablan el castellano --y los
profesores de estas instituciones no hablan inglés. Además, universidades
como la UNAM, el ITAM, o el ITESM, por sólo mencionar algunas, son bien
conocidas en el mundo académico, y enseñar en ellas es una gran distinción
para cualquier visitante. ¿Mas cuántos quieren hacerlo en universidades
pequeñas y de provincia?
Habíamos, pues, descubierto nuestro nicho: el Proyecto Juárez Lincoln
Martí (http://snycorva.cortland.edu/~matresea Tres actividades identificamos para atacar el problema. La primera, la
recolección y envío de libros de ciencias y matemáticas. Y a la fecha, se
han mandado varias cajas con miles de dólares en libros, donados por
colegas y asociaciones profesionales. La segunda, traer una selección de
profesores a eventos de educación en EU. Y al presente más de quince han
venido, con becas completas, a los congresos de SUNY de usos de tecnología
en la educación, con apoyo del comité organizador de este evento, la USIS,
el Instituto Mexicano de Cultura, la Asociacion Fulbright, Conahec, etc.
Por último, es más eficiente llevar un profesor que enseñe a veinte o
treinta, que traer una docena. Así, impulsados por un mini-grant del
Departamento de Estado de EU, comenzamos a impartir talleres cortos sobre
educación. Al presente, se han dado talleres intensivos de varios días (y
aun vía educación a distancia) en la UDLA, la Veracruzana, Chapultepec e
Hispanoamericana y conferencias en varias otras instituciones.
En todos nuestros extensos periplos (por
México, Venezuela y España, donde también funciona nuestro proyecto)
siempre hemos encontrado receptividad y comprensión cuando, a título
particular o en conferencias especialmente organizadas al efecto, hemos
explicado el problema de Cuba a nuestros colegas.
Y pensamos, como San Francisco, que es dando ayuda académica a aquéllos
que tienen serios problemas y tanto la necesitan como mejor damos a
conocer la otra Cuba. | |
Copyright 2001 El Nuevo Herald
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