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Perspectiva






Posted on Tue, Jul. 29, 2003 story:PUB_DESC
El mensaje del voto mexicano

V eracruz -- Xalapa, la capital del estado mexicano de Veracruz, México, tiene algunas semejanzas con Santiago de Compostela, en Galicia, España. Ambas son ciudades universitarias, en las faldas de las lomas, con sinuosas calles empedradas, llenas de estudiantes. Y aquí me sorprendieron las elecciones parciales mexicanas, las primeras desde la elección de Vicente Fox, en el 2000, que representó el primer cambio de partido en México en más de 70 años de gobierno del PRI (Partido Revolucionario Institutional).

Tras tantos años de gobierno continuo bajo el partido hegemónico, el cambio fue muy popular. Mas, apenas tres años después, observamos cómo el PAN (Partido Acción Nacional) apenas obtuvo 30% del voto popular, tras el PRI, que obtuvo un resonante 35%, y seguido de cerca por el PRD (Partido de la Revolución Democrática), que dobló su votación pasada, alcanzando un casi 20% del voto.

El número de votantes que acudió a las urnas fue tan sólo de algo más del 40% del padrón electoral. Tal abstención de más de la mitad de los electores expresa, sin duda, un juicio valorativo sobre el partido en el gobierno así como también de la clase política en general. Tratemos de analizar este problema y de ponerlo en su contexto histórico. El PAN, la oposición oficial, leal al gobierno, fue creado en 1939 como una reacción conservadora, proempresa y católica, al gobierno izquierdista de Lázaro Cárdenas. Fue fundado y es apoyado mayoritariamente por las clases medias, cultas y profesionales de las ciudades. El PRI, partido oficial, fue fundado por generales de la revolución, a fines de la década de los años 20. Es un partido mayoritariamente agrario, con fuertes rasgos del obrerismo organizado, que repartió tierras (ejidos) a los campesinos e indígenas del interior de México y organizó a los obreros en gremios, que controlaba a través de dádivas, puestos y otros medios de coacción. El PRI nacionalizó el petróleo, controló la industria pesada y mantuvo un esquema estatista en el país. Y a la vez, impulsó la educación y otras áreas desatendidas de las comunidades agrarias y los pueblos pequeños del interior. Mas la corrupción y el personalismo vertical lo llevaron a la impopularidad, y finalmente a la derrota del 2000 frente al PAN. Por último, el PRD es una escisión del ala izquierda y estatista del PRI, creada como reacción a los gobiernos neoliberales de los presidentes De la Madrid, Salinas y Zedillo.

El presidente Fox no ha sido afortunado en su gobierno. No ha tenido un verdadero apoyo interno del PAN, pues es considerado por los viejos panistas como un advenedizo, a quien han tenido que aceptar por haberles brindado la victoria con la que soñaron durante más de medio siglo. Por otra parte, Fox no ha podido cumplir las promesas electorales de cambio institucional ni ha desmantelado la rebelión zapatista en Chiapas.

Tres opiniones han imperado en estas elecciones para justificar sus resultados. Una es que el PAN y el presidente Fox no han tenido tiempo todavía para realizar los tan necesitados cambios institucionales en el país. Este es el mensaje del PAN en su campaña. Mas parece no haber sido oído por los votantes, que mayoritariamente se abstuvieron. La segunda opinión es que el PAN creó una falsa esperanza y que su verdadera utilidad, desplazar al PRI del poder, ya ha sido vencida. Y que ha llegado la hora de que otros partidos tomen ahora las riendas del país. Este es el mensaje del PRD y parece que le ha dado buen resultado, pues ha elevado grandemente su apoyo entre los electores. Por su parte el PRI ha cambiado su dirigencia, su forma y su propaganda, dando la impresión de que se ha renovado. Además, es el partido con más experiencia de gobierno. Aunque lo anterior es muy discutido entre los mexicanos, sin duda han elevado su votación y es de nuevo el PRI el mayor partido del país.

La tercera opinión, muy difundida, es que la clase política ha perdido mucho de su lustre y su credibilidad. Por tanto, los votantes no han acudido a las urnas porque no confían plenamente en ninguno de los candidatos actuales. Esto justifica el alto abstencionismo en estas elecciones parciales, el mayor en casi un siglo.

Muchas cosas interesantes han de ocurrir en México en los próximos tres años, mientras se prepara la próxima elección presidencial. En este nuevo Congreso federal ningún partido tendrá mayoría absoluta y por tanto muchas negociaciones y arreglos han de llevarse a cabo si se quiere realizar una gestión de gobierno. Al final, es esta labor de gobierno la que dará la victoria, en las presidenciales del 2006, al candidato ganador.

http://myprofile.cos.com/romeu

Profesor investigador de Syracuse University, es especialista Fulbright y actualmente trabaja en la Universidad Veracruzana.

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